viernes, 22 de mayo de 2020

Cambia todo cambia


Hace unos días encontré un mail que mandé en la época de la universidad, en contenido no tenía ninguna importancia más allá de enviarle el trabajo a una compañera, pero su forma me llamó la atención. Se parecía a las primeras entradas de este blog, me chocó un poco, no me reconocí ahí, me pregunto qué pasaba por mi cabeza, pareciera que no conocía muchas palabras, no sabía desarrollar una idea o me mantenía más distante de todo, como si no quisiera que las cosas me importaran. Solo escribía una idea, acompañada de algo que dejaba claro que no me importaba lo que estaba diciendo.

Muchas veces he querido borrar las primeras entradas o editarlas, para reconocerme en ellas, pero no lo hago, porque quiero recordar que existe el cambio, el cerebro se sigue desarrollando y las personas y experiencias de las que nos rodeamos tienen efecto en nuestro crecimiento.

Quiero acordarme siempre de eso, recordar que cambié  y que los demás también cambian. Esta semana me topé con "comentarios" en redes sociales de alguien a quien dejé de ver hace unos años y, así como no me reconocí a mí misma en el mail, tampoco lo reconocí a él. Me chocó un poco, porque lo apreciaba por valores como la sencillez y la bondad, ahora simplemente vi a alguien agresivo y mirador en menos. Lo dejé de seguir. Si nos conociéramos ahora posiblemente no seríamos amigos. 

Si pienso en todo lo que he cambiado en 10 años me da esperanza de que voy a seguir cambiando, espero que mis circunstancias me empujen a ser alguien mejor, más bondadosa, menos impulsiva.


lunes, 9 de julio de 2018

El silbato de Rose

Tenía muchas ganas de escribir, me hace falta. Escribo y es como si todos mis sentimiento aparecieran a la vez, es como una escena de naufragio, todo lo que siento sale a flote y espera ser rescatado primero. 
Ha pasado mucho tiempo, en este tiempo mucho ha cambiado. Me casé y cambió el escenario donde transcurría mi vida. Me fui a vivir al otro lado de la región, cambié mis dos trabajos por uno solo, mis oficinas donde la vida transcurría tranquila y centrada en mis labores por una mesa en una sala con más personas que las que me hubiese gustado y mis calles, las micros, la feria ya no fueron las mismas. Me costó un poco el cambio, pero ha estado bien.
Hace dos meses que me volví a cambiar de casa, a un departamento, a un lugar que me gusta más, sigo casada, sigo en el mismo trabajo. Tengo una perrita.
Hoy día tengo planes, al día de ayer le puse "El día cero", pensé que iba a ser un mejor día, terminé triste, pero abrazada. 
Espero que no pase tanto tiempo.
Quiero escribir, pero me abrumo, me atoro, no puedo.

martes, 11 de octubre de 2016

Creciendo

Sí, este año sé quién soy. Me paro firme y sin miramientos me permito ser. Me incomodo cuando no encajo, pero no vendo lo que soy para calzar. Tres veces a la semana siento que soy una pieza en un rompecabezas equivocado, pero aun así me siento completa. Y eso para mí, hoy, es crecer.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Dejando los malos hábitos


1. Quejas y un método efectivo

Tantas veces termino escribiendo aquí cuando algo me molesta,  miro este año y casi todo lo que he escrito ha sido una queja contra mi trabajo... Pero desde un tiempo hasta esta parte he estado haciendo un ejercicio mental que consiste en pensar en una situación que me moleste en particular, recordarla con el máximo de detalles y crear una especie de escena. Cuando la tengo lista imagino que la tomo, la arrugo, la envuelvo en cinta adhesiva hasta que parezca una pelota y entonces la tiro lejos, muy lejos. Increíblemente resulta y existen veces que luego no me acuerdo qué era lo que me molestaba ni  qué fue lo que me dijeron. Dependiendo de cuánto me haya molestado o cuánto dialogo haya tenido, me demoro más o menos tiempo en hacer la pelota, pero en general es una técnica muy efectiva, que me ha tenido, al menos, durante unas semanas sin tirar mala onda por aquí.

Normalmente, ante muchas situaciones laborales me quedo enojada y pensando mucho rato en lo que debí haber dicho o no dicho para ganar la partida. Pero ya me cansé, así que voy a aplicar esta técnica con más frecuencia para acabar con este mal habito. Quiero ser feliz y toda la mala onda que estaba generando solo terminaba en mí, así que ya basta con eso.

2. ¿Una persona triste con momentos felices?

Me he dado cuenta de que la mayoría de las cosas que cuento son tragedias o las cosas medias malas que me pasan. Este año con cierta regularidad ha pasado algo digno de contar, felizmente todas esas cosas ha terminado bien. Ya me había dado cuenta de esta costumbre, pero en el momento que alguien me lo hizo notar pensé "que pesimista es mi parada ante la vida". Después de pensarlo un poco más me di cuenta de que no. Una vez alguien preguntó "¿Eres una persona triste con momentos felices o eres una persona feliz con momentos tristes?", ante eso me quedo con los segundo, de alguna forma muy calmada soy una persona feliz con momentos tristes. Porque las cosas que cuento las siento así, como momentos. Quizá no cuento las cosas felices porque estoy tan acostumbrada a ella que no las noto mucho a no ser que se destaquen con fuerza, como si siento que se destacan las cosas tristes, donde sí noto su presencia que me desarma.

3. Existe la resiliencia 

Ayer hubo un terremoto, donde vivo fue más bien un temblor muy fuerte y largo, pero esto se suma a otras cosas que han pasado en el país durante este año. Erupciones volcánicas, inundaciones, incendios... Hoy día estaba en el gimnasio y en la radio hacían notar eso, el locutor hablaba de lo golpeado que había estado el país este último tiempo y de la capacidad que tenemos de levantarnos ante esa adversidad. Justo hoy día en la mañana me estaba asustando por una situación en particular que no he podido solucionar y que me ha tenido imaginando las peores explicaciones, después pensé "uf, no me extrañaría que algo más me pasara". Mientras escuchaba al locutor, sentía que hablaba de mí. Solo me queda pensar que, bueno, si algo pasa hay que volver a pararse, porque en el suelo no me quedo, espero ser más rápida que en otros momentos y dejar el mal hábito de sufrir por gusto.



domingo, 5 de julio de 2015

Mariposas en la garganta

Desde el viernes me empezó a doler la "garganta", pero ese doler tiene que salir volando como una mariposa a la que nada le importa, esa que no tiene miedo de salir en invierno y pasar volando por encima de todo, de todos, de eso que me molesta. Ese lugar, esa gente, me tienen cansada, me agobian y todo se queda dentro y los aleteos me dañan. No lo quiero dentro, se va y se va ya.