
Ese lugar me encanta y feliz viviría allá, no por la playa, para nada, pero sí por los cerros, la cultura, el muelle, las lanchas, porque pareciera que en la noche el cielo estuviese más abajo.
Algún día será, y viviré en mi casa morada con las ventanas verde limón, allá arriba entre Cerro Alegre y el Concepción.