viernes, 30 de diciembre de 2011

Dos mil once

Aunque de baja y dudosa calidad artística, este es el recuento del año... o algo así. No sé bien como cubrirlo todo, pasaron tantas cosas... Acá va un intento, desde lo que marcó la oración y que repercutió en tantas opciones...

Un comienzo de múltiples colores...
Déjate amar. La primera parte que partió seguramente de una necesidad que se arrastraba de mucho antes. Dejarse amar en las caídas, cuando las cosas no funcionan y es más claro el fracaso que los frutos, cuando parece que recibir amor es una contradicción en la vida. Dejarse amar en lo cotidiano, en la normalidad, cuando no hay méritos, dejarse amar en la totalidad por la totalidad.

A ti que te sientes solo...
Donde está tu tesoro... De aquí salen luchas y opciones... Blaise dijo que el corazón tiene razones que la razón desconoce. Supongo que también la razón da argumentos que el corazón tiene que aceptar para poder soltar, ser libre y optar. ¿El tesoro? está aquí.


y al otro día...
Construir en tierra firme, este es el del final, si no pasaba por las primeras de esta ni me enteraba. Decidir entre lo fácil pero sin sustento o lo que cuesta con dolor de muerte pero da cimientos y responde a la vida desde lo profundo sin convertirse solo en el parche de tantas necesidades.

Faltan cosas, falta hablar de los nuevos retos, de trabajar... Múltiples entrevistas, dibujos, preguntas, rechazos, pitutos, un reemplazo y tres trabajos. El primero de a poco lo disfruté, el que acepté porque no aguantaba tanta desocupación lo odié y el último era experiencia de la palabra contracorriente. A final de año al primero renuncié, del segundo me enamoré y el tercero siguió siendo la experiencia de la palabra contracorriente. Pero es el principio aun, puedo soportar más tiempo la inestabilidad, es el principio no tengo que saberlo todo.

Otras entradas hacen por sí solas el recuento de cosas que me pasaron este año, pero puedo decir que los escollos forman parte del camino y que se debe mirar con altura de miras cada situación, porque de todo salen cosas buenas, si no es en lo concreto sí en lo que se aprende en la práctica y por contraste.

Se va cerrando el año, quedando en la historia alegrías, tristezas, miedos, idas y venidas. El cumpleaños celebrado tres veces, la cita en spanglish, el vuelo en parapente, cervezas, chorrillanas, conversaciones eternas, despedidas, bienvenidas, catequesis después del trabajo, el aporte en la grabación del disco, las ganas profundas de cantar y bailar, las discusiones por lo que creía justo, el darle fin a las historias dilatadas y que dejaron de aportar hace rato. Tantas cosas que quedan marcando hitos y que si siguen... que sigan. ¡Feliz año nuevo!