viernes, 2 de diciembre de 2011

¡Se la creyó!

El corazón se alimenta de certezas, las ilusiones lo embriagan y lo alejan de la realidad, lo confunden y se alimenta de lo que sea. Ahora sí tiene que ser el final del juego donde lo único que terminaba escuchando por dentro era ¡Se la creyó!
Mi vida es para algo más grande, mucho más grande, aunque esa grandeza me asuste e intente poner parches con los que me doy cuenta de que con eso no basta...