viernes, 21 de octubre de 2011

Como la vida misma


Antes del vuelo estaba con mucho susto, veía la altura, sentía el viento y pensaba que antes de ponerme el equipo el viento me iba a empujar y me iba a caer cerro abajo. Pero comenzó la calma al ponerme esa mochila-silla, apretar todos los broches y recibir las instrucciones. Al rato, a la orden de ¡corre! ya estaba en el aire, tranquila, volando, sin nada de miedo y pudiendo disfrutar el momento. La vuelta a tierra fue lo mismo, "avíseme usted cuando me tengo que parar" y denuevo a correr para no terminar tirada en el suelo.
Sí, es como la vida misma, al menos como la mía, antes de tirarme a lo desconocido, hacia lo que no es seguro me viene el miedo y creo que todo va a ser terrible. Pero en el momento del momento no pasa nada, las cosas salen bien y puedo, de alguna manera, disfrutar el camino. Y bueno, para salir airosa no hay que quedarse quieta, hay que saber escuchar "al que sabe" y ¡¡ponerse a correr!!