martes, 21 de abril de 2015

Ni en las buenas ni en las malas

Tomé una decisión, no sé cómo llevarla a cabo de una manera amable, pero eso sí, decidí separar mi vida laboral de la personal. 
Hasta ahora lo había hecho como una forma de defender mis tiempos y no llevarme trabajo para la casa y de paso soslayar mis dificultades para ser sociable.
Pero ahora es otro el motivo, la razón que me pesa hoy día es defenderme a mí misma, no solo mis tiempos.
En el trabajo me siento apreciada como profesional, no tengo nada que decidir de eso, pero cuando bajé la guardia y las relaciones que comencé a entablar ya no fueron solo profesionales sino que iba yo, incluida completa, me sentí triste, aunque en un comienzo, al compartir las alegrías hubiese sido algo satisfactorio. 
Allá siempre va a importar por encima de todo el quehacer, así que si saco a flote mi vulnerabilidad nunca voy a encontrar el apoyo que necesito y lejos de eso, voy a seguir viendo como "el deber" pasa por encima de mí, esté como esté.
No me gusta sentir que a nadie le importe tanto como a mí las cosas que me pasan -aunque entiendo que eso es problema mío-, por lo mismo, es mejor que separe mi vida laboral de la personal, donde sí encuentro a quienes se alegran por mí desinterasadamente y, todavía más importante, me dejan reposar en los momentos tristes.
Debo decir, eso sí, que no creo que las personas del trabajo sean las malas a quienes no les importo mucho más allá de lo profesional, es solo el sistema, me imagino que si me veo con un poco más de distancia juego al mismo juego.

(Continuará... pero lo otro es algo bueno con lo que me sorprendió la vida)


viernes, 3 de abril de 2015